
Se trata de un conjunto de instrucciones de uso encaminadas a conseguir, entre otros, los siguientes objetivos:
Evitar la aparición de patologías derivadas de un mantenimiento inadecuado.
Mejorar el confort, salubridad y seguridad del edificio.
Promover el ahorro de agua y energía, así como reducir la emisión de elementos contaminantes.
Las instrucciones de mantenimiento van encaminadas a conocer las operaciones que periódicamente se precisan acometer en el edificio para preservar la funcionalidad y estética del mismo durante la vida útil para la que el que se ha proyectado.
El Plan de Mantenimiento deberá prever la periodicidad con que se han de llevar a cabo las operaciones de mantenimiento, prever los medios para que estas operaciones se lleven a cabo, así como acreditar documentalmente que tales operaciones se han cumplido en el período previsto.